Hablar de TGM-Toldos Gómez hoy en día es hablar de una empresa centenaria, que cuenta con un equipo de más de ochenta personas repartidas en cinco centros de trabajo distintos y que ya ha superado su cuarto relevo generacional. Hablar de TGM-Toldos Gómez es hablar de una empresa líder en su sector. Sin embargo, para comprender y hablar de la actual TGM-Toldos Gómez es necesario conocer y entender antes su pasado. Por ello, hoy nos remontamos a sus orígenes. ¿Nos acompañas?
En 1909 un ourensano llamado Antonio Gómez Rodríguez llegaba al pueblo de Arzúa cargado de ilusión y esperanza. Eran tiempos difíciles, en los que coger las maletas y abandonar la tierra natal en busca de nuevas oportunidades era algo muy habitual. Antonio, como muchos otros gallegos, emprendió un nuevo camino que le llevó a esta villa coruñesa famosa por sus quesos. Allí, el amor tocó a su puerta. Se llamaba Matilde Cea y fue la mujer con la que tuvo ocho hijos. ¡Empezaba así la saga de los Gómez!
Al tiempo que iba formando una gran familia, Antonio puso en marcha su taller de albardería, el embrión de lo que años después sería TGM – Toldos Gómez. Sin embargo, en 1936 la familia sufrió un duro golpe, el fallecimiento de Antonio. Matilde, una mujer luchadora para la que llorar las ausencias era un verdadero lujo, no dudó en proyectar todas sus energías en la educación de sus hijos y en sacar adelante la empresa que hasta el momento regentaba su marido. Poco a poco fue cogiendo las riendas de las actividades que hasta el momento ocupaban a su esposo, hasta que dos de sus hijos, Manuel y Cándido, decidieron involucrarse de lleno en el negocio.
Esta segunda generación fue la que en 1946 forjaba los cimientos del taller llamado "Guarnicionería Hermanos Gómez". Con esfuerzo, cariño y dedicación se fabricaron las primeras monturas gallegas. Se vivieron años de bonanza hasta que en los 60 llegó una crisis desastrosa debido a la introducción de la maquinaria en el sector agrícola. El trabajo con los animales en el campo sufrió una caída importante, lo que obligaba a los hermanos Gómez a ingeniárselas para buscar otras alternativas de ingresos. Dicen que las grandes crisis dejan grandes oportunidades, y estos hermanos supieron verlas. En 1968 decidieron iniciarse en la confección de los toldos y lonas para feriantes, capas para montar a caballo y, aprovechando las máquinas de coser que tenían en el taller, también comenzaron a dedicarse al remendado de lonas de algodón. Una decisión que, como todos sabéis, fue clave en el futuro de la empresa.
Después de una década en la que albardas, cabezadas, arneses y toldos convivieron en una misma sede, en 1977 se construyó la primera nave destinada a la confección de lonas, desde la que funcionó el negocio de toldos con cierta autonomía. Antonio, hijo de Manuel, se puso al frente de la producción. ¿Qué pasó entonces con la guarnicionería? ¿Cómo fueron los inicios de Toldos Gómez por separado?
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